Llegan vientos de olimpiadas desde el otro lado del Atlántico con sabor a samba, playa y sol, desde los juegos Olímpicos con sede en Río de Janeiro. Los deportistas son los principales protagonistas, dejando atrás, interminables jornadas de entrenamientos y sacrificios personales, en aras de una medalla, la recompensa al gran esfuerzo. Sin embargo hay algo más importante que las medallas y sus metales preciosos, hablamos del
sueño olímpico, que representa una experiencia inolvidable, un conjunto de valores que todos admiramos donde participan héroes cada cuatro años. El COI (Comité Olímpico Internacional) ha anunciado recientemente, la ampliación de ese sueño olímpico para deportistas de otras
disciplinas deportivas como el surf, skate, escalada deportiva y kárate que se hará realidad en
los juegos Olímpicos Tokio 2020. Con la incorporación de estos deportes, se agregarán más ingredientes a las Olimpiadas como riesgo, arena, sal, juventud y espíritu aventurero.
¿CÓMO SE VAN A DESARROLLAR LAS PRUEBAS DE SURF?
Existirán dos pruebas de surf y dos de SUP con categorías tanto masculinas como femeninas, que se llevarán a cabo en un lago de agua artificial. La construcción de las instalaciones podría alcanzar una inversión de entre 7 y 9 millones de dólares, en un lago artificial con una longitud de 180 metros de largo y dos de profundidad.
TECNOLOGÍA SURF MADE IN SPAIN
Pero la tecnología que implementarán para hacer del surf un deporte olímpico no es nueva. De hecho, España ha sido un campo de pruebas para generar olas artificiales. El lugar elegido fue Zarautz, en Guipúzcoa. La principal intención de la apertura de una laguna artificial con olas artificiales –en 2011- no fue otra que la de avanzar, perfeccionar y, sobre todo, probar, la tecnología que permite crear de la nada olas de hasta 1,6 metros. ¿Lo mejor? Que se pueden adaptar a cualquier nivel y cualquier edad. Una de las características de esta tecnología es la posibilidad de generar olas en lagunas o piscinas naturales. El impacto ambiental, por otro lado, es muy reducido, ya que el consumo de energía es mínimo y el impacto visual y auditivo inapreciables. La idea de que el surf se incluya dentro del listado de deportes olímpicos comenzó en la década de los años veinte, con el gran
Duke Kahanamoku, olímpico en la disciplina de natación estilo libre y relevo. Considerado el padre del surf moderno, le llamaban “la sonrisa eterna”, nadó junto a Johnny Weismuller –“el eterno Tarzán del cine”- en los Juegos Olímpicos de Estocolmo de 1912. Aprovechó su gran talento como nadador para demostrar por todo el mundo la afición hawaiana por excelencia, el surf, su pasión, en aquellos años era una actividad minoritaria que practicaban unos cuantos chavales en las playas de Waikiki.
EL SURF COMO DEPORTE OLÍMPICO: UNA IDEA CON HISTORIA
Participó en exhibiciones por todo el mundo, con su tabla a cuestas, sembrando las semillas del espíritu del surf en todas las costas. Su visita a Australia en 1914 está considerada un hito en el deporte. Dejó su huella a muchos jóvenes entusiasmados que se lanzaron a
construir sus propias tablas y cabalgar las olas. Duke había solicitado al COI, la idea de incluir el surf como disciplina deportiva en los Juegos de Amberes de 1920. Ya en la década de los noventa, con la elección de
Fernando Aguerre a la presidencia de la ISA (International Surfing Association), vuelve esta idea, pero aún no era el momento, la estructura organizacional se encontraba inmadura y existían muchas fisuras dentro de la asociación, en concreto con el sector purista de la disciplina, cuya principal prioridad era no romper la esencia del surf relacionado con el mar y el océano. Desde entonces, este dirigente argentino no ha cesado de trabajar para que el surf esté entre los nuevos deportes del olimpismo mundial. La incorporación a la Vicepresidencia del ISA de
Barbara Kendall -miembro del COI y olímpica en cinco ocasiones en la modalidad de windsurf-, se produce el empujón definitivo. Esto, unido a las nuevas tecnologías de olas, que están a punto de transformar el surf, presenta una oportunidad real y ambiciosa de llevar el deporte a nuevos territorios.